e-shop

|  acceso/registro  |

contacto  |

El origen de AlphaBio TEC: ¿quién es el Dr. Ophir Fromovich?

Entrevista al Dr. Ophir Fromovich, un sueño hecho realidad

El equipo de AlphaBio Tec ha tenido el privilegio de sentarse con su fundador, el Dr. Ophir Fromovich. En esta charla, ha hablado sobre el increíble viaje que es su vida: desde sus sueños de niño hasta sus días como estudiante de odontología fuera de su país; así como, de aquellos que más le inspiraron a lo largo de sus años. Cuenta con franqueza su visión y deseo infinito de crear cosas nuevas, junto a sus procedimientos de implante singularmente innovadores, haciendo realidad sus sueños. Fromovich menciona la importancia de servir a sus pacientes y de mejorar la experiencia de estos, y cómo, las últimas tres décadas, no han apagado aún, su deseo de aprender, enseñar y crecer.

De niño, ¿Quién o qué fue lo que más influyó en tu curiosidad y tus ganas de vivir?

Creo que la persona más importante en la vida de una persona es su madre, y lo que una madre te da. Nací en Israel y viví en Pardes Katz. No era el mejor lugar para crecer. Un entorno pobre en cuanto a educación y comunicación, pero mi madre siempre me decía: Eres el mejor y puedes hacer lo que quieras. Confía en Dios y Dios te ayudará. Sus palabras me dieron fuerza. Si tu madre te dice que puedes hacerlo, entonces puedes hacerlo. Sus ánimos me ayudaron mucho.

Cuando una madre da fuerza a su hijo diciéndole: No tengas miedo, puedes hacerlo. No temas nada, sólo teme a Dios. Eres una buena persona y confío en ti. Así es, como toda madre debería animar a su hijo, siempre. Es muy importante.

¿Cómo te convertiste en dentista?

Como todo el mundo en Israel, cuando terminé la escuela secundaria, entré en el ejército. Durante mi servicio tuve muchos problemas con los dientes y pasé mucho tiempo en el dentista. Fue cuando me enamoré de la odontología. Una combinación de pintura, escultura y medicina. Esto es lo que vi, y este fue el comienzo de mi sueño, convertirme en dentista.

Entrevista completa al Dr. Ophir Fromovich

Cuando terminé el servicio militar me presenté en una universidad israelí, pero mis notas no fueron lo suficientemente buenas. Entonces solicité el llamado “Meshina”, un año de preparación especial. Este curso estaba destinado a aquellos estudiantes de secundaria que deseaban mejorar sus notas para entrar en la universidad. Pero no cumplí los requisitos, el programa estaba destinado solo a familias con bajos ingresos y en aquel momento, mis padres tenías algún nivel de ingresos. Me sentí muy decepcionado porque quería estudiar odontplogía en Israel. También consideré estudiar arquitectura porque me gustaba dibujar y pintar, pero tampoco me aceptaron. Tal vez mis habilidades artísticas no eran lo suficientemente buenas o mis calificaciones no eran suficientemente altas. No sabía qué hacer, así que decidí dedicarme a los negocios.

Pero en 1983 los mercados de todo el mundo se hundieron. Fue entonces cuando dijo: Tengo que seguir mis sueños. Quiero tocar el piano y la guitarra. Quiero ser estudiante. La idea de dirigir un negocio es buena, pero le falta algo.
Ophir Fromovich, siempre siguió sus sueños hasta conseguirlo.

Me fui a Rumanía. Mientras estuve allí estudié. Seguía soñando con pintar y hacer otras cosas Cuando era niño, mi ídolo era Leonardo Da Vinci. Tenía muchos libros sobre él. También poseía un libro especial en que se mostraba cómo trabajar con las manos, “cómo construir cosas, además de pintar y esculpir”. En aquella época, aprendía a reparar motos, motores de coches, a construir una tabla de surf, un motor eléctrico y muchas cosas más. Trabajaba sin parar, pero nunca dejé de lado mi imaginación. Sabía que quería crear algo.

Cuando dejé de trabajar y finalmente me convertí en estudiante de odontología, me fascinaba la biología y el cuerpo humano. Por aquel entonces, estudiar estos temas era un sueño: comprender lo pequeño que somos. Lo muy, muy, muy pequeños que somos.

¿Cuándo y cómo empezaste a practicar la implantología? ¿Cuál fue tu primera experiencia con los implantes?

Cuando terminé la carrera de odontología volvía a Israel para hacer un curso de implantología y aprender a colocar un implante. Fue un curso de dos días en Tel Aviv en el que se enseñaba la teoría y se mostraban algunos vídeos. Naca de formación práctica, eso fue todo. ¿Cómo se esperaban que aprendiéramos algo práctico si solo habíamos dado teoría?

Al final del curso, el instructor dijo: Tenéis un 15% de descuento si compráis el equipo. Me acerqué a él y le dije: ¡Vale, tráeme el equipo! Quiero un motor y un implante. A lo que respondió: Eres la primera persona que quiere comprar esto, ¿estás seguro? Le dije: Sí, acabo de pasar dos días estudiando. Por supuesto, necesito el equipo. Se apresuró en preguntar: ¿Pero sabes cómo usarlo? Respondí: No, pero aprenderé por mi cuenta.

El equipo pasó tres meses en mi armario. Cuando venía un paciente, le decía: Mire, le falta un molar. Una prótesis no es una buena opción, pero podemos colocar un implante y hacer el trabajo. El paciente tenía miedo, y yo, también. Así que hicimos un buen trabajo: él escapó y respiré aliviado. Menos mal que no quería un implante.

La situación se mantuvo durante tres meses más, hasta que llegó una señora muy culta de la Universidad de Tel Aviv y le dije: Mire, tiene un canino que no tiene muy buena pinta y no tiene nervio. Le voy a colocar un implante. A lo que ella respondió: ¡Sí, solo implantes! No hace falta decir, que no dormí durante toda la noche. En aquella época no había TAC, así que, para el primer implante, que estaba muy cerca del nervio mandibular, perforé 1mm. Radiografía, 1mm. Radiografía, 1mm. Radiografía.

Implantes del Dr. Ophir Formovich

Conté cada implante que coloqué, hasta llegar al número 40. En este momento, me dije: Oh, bien. Has colocado 5, 10, 15, hasta 40. Puedes hacerlo. Y dejé de contar. Hasta la fecha, habré colocado más de 100.000 implantes.

Dr. Ophir Fromovich, ¿Qué te llevó a desarrollar implantes, además, de colocarlos?

En aquella época, la implantología estaba empezando. En 1982 o 1983, acababa de despegar. En mi segundo año de odontología, mientras revisaba el catálogo de implantes Core Vent De Brånemark y Zimmer, pensé que se podía mejorar. Desde el punto de vista mecánico, podría haber una opción mejor.

El concepto era: se coloca un implante y se espera de 3 a 6 meses. Cuando miras la rosca del implante real, junto al tornillo metálico, hay una rosca muy pequeña con una diminuta distancia entre las roscas. Esto era bueno, porque en el metal no era necesario hacer un tornillo grande (es suficientemente fuerte). Pero si te fijas en la madera, y observas los tornillos que se emplean, son diferentes. Un diseño cónico con roscas más grandes. Porque la madera es esponjosa, absorbente, con una forma elástica; por lo que debes comprimirla.

Cuando miré el hueso y empecé a colocar el implante, supe que el hueso es como la madera, con un exterior fuerte. O como una sandía, dura en su exterior y con un interior fresco. Entonces pensé, que no era posible fijar ese tipo de tornillo al hueso. En realidad, debería ser diferente, similar a un tornillo de madera. Pero nadie tuvo el valor de pensar en ello de esta manera.

Esto se debió a que Brånemark tenía la rosca diseñada a 0.6 o 0.3 de paso y a 60 grados. Esto era como un tornillo de metal. Cuando volvía a la historia de Brånemark, descubrí cómo veía las cosas. Hizo un vídeo dentro de la boca de un conejo para estudiar el flujo sanguíneo. La cámara era de titanio, pero de un tornillo de rosca estándar, porque Brånemark era mecánico.

Esto es lo que tenía en mente: los 60 grados. Se fijó al hueso y se mantuvo bien, porque cuando intentó moverlo, fue resistente. Cuando llegó el momento de la osteointegración, Brånemark, dijo: Vaya, es bueno. Es genial. No vamos a cambiarlo. Pero esto fue un error. Tomas un hijo normal y solo porque es bueno, ¿te detienes ahí? Aquí es donde comenzaron los problemas.

Hubo muchos implantes que fallaron y la tasa de éxito era baja. En el hueso blando, era un desastre. Si solo colocas un tornillo, donde la trabecular del hueso es más grande que la rosca, es imposible conseguir la fijación. En aquel entonces, decían: Espera 3 meses, espera 3 meses. Cuando lo vi me di cuenta rápidamente, ¡No tengo que cambiar el diseño de la rosca!

Fue entonces cuando se me ocurrió la idea y me animé a seguir hacia delante con el implante SPI. Estaba fuera de mi alcance: un implante loco de rosca grande. Pero funcionó.

Cuando lo fabriqué y empecé a colocarlo, era perfecto, porque conseguía una buena fijación el hueso. El protocolo era relativamente más libre porque se trabajaba en función del tipo de hueso en el que se va a introducir el implante. La verdad es que fue sorprendente.

Implante SPI del Dr. Ophir Formovich

¿Recuerdas el momento en el que te distes cuenta que habías logrado un gran avance?

Sí, lo recuerdo perfectamente. Fue en una conferencia enTel Aviv a la que acudieron dentistas de Francia para hablar a los profesionales israelíes sobre implantes. Asistí a una de las sesiones con una pequeña caja de plástico en la que tenía unos cuantos prototipos de implantes y pilares que estaba utilizando.

Recuerdo que estaba sentado en una mesa con mis amigos y algunos otros que había estudiado conmigo. Les mostré lo que había dentro de la caja. Estoy trabajando y desarrollando algunas ideas, dije. Estoy haciendo esto y aquello. Todos empezaron a reírse. Vamos Ophir Fromovic, dijeron, ¿Por qué pierdes el tiempo con esto? Y siguieron riéndose.

También recuerdo que asistí a una presentación de uno de los dentistas franceses y le mostré mis prototipos. Los miró y llamó a un dentista de la Universidad de Tel Aviv para que les echara un vistazo. ¡Ven a ver esto! Este tipo tiene una buena idea. Fue entonces cuando escuché por primera vez las palabras “buena idea” y eso fue lo que me impulsó a contactar con otros dentistas de la Universidad de Tel Aviv.

¿Cómo adquiriste los conocimientos que te ayudaron a fundar AlphaBio TEC?

En lo primero que me inicié fue en los tratamientos de la superficie. Iba a la Universidad de Haifa y me sentaba en la biblioteca durante horas. Habla con los compañeros sobre cómo realizar tratamientos sobre la superficie del implante. Iba a los STM industriales para informarme, leía muchos libros y hablaba con otros profesionales para recopilar toda la información posible. Quería aprender sobre las buenas prácticas de fabricación porque no conocía qué había detrás de la industria.

En aquel momento, el sector de los implantes estaba creciendo y se estaba investigando mucho. Asistí a todas las conferencias y charlas que pude encontrar en Israel y en el extranjero. Era un buen estudiante y quería aprender. Hacía muchas preguntas, recopilaba mucha información y por suerte, tengo buena memoria y una gran memoria fotográfica. Esto me ayudó a retener todos los datos para aplicarlo en el nuevo producto que iba a desarrollar.

Mirando atrás, nunca tuve la visión de construir una gran empresa. Pensé: Vale, vamos a crear una pequeña empresa en Israel y a intentar que mis ideas funcionen.

Dr. Ophir Fromovich

Cuando empecé a trabajar en AlphaBio TEC, solo éramos yo y unos pocos empleados. Realmente no sabía cómo construir una empresa Ni si quiera sabía lo que eran los recursos humanos. La gente decía RRHH y yo, no tenía ni idea de lo que estaban hablando

Hoy puedo ver que los resultados de mis esfuerzos fueron buenos. Seguí la norma de la industria: la superficie debe estar limpia y los materiales ser los mismos. Quería conocer más sobre la normativa estadounidense, la ASTM. Pregunté a todos mis conocidos y recogí toda la información posible sobre la industria de la implantología. Creo que el producto era bueno porque hoy, 30 años después, sigue funcionando, sigue siendo bueno.

El concepto del implante SPI o Sprial, la idea de cambiar el tornillo metálico que utilizaba Brånemark por el tipo de tornillo del SPI con una rosca grande, permitó una carga inmediata y una buena fijación. Tendrá un impacto en todo el mundo, dije… Y así fue. Influyó en miles de empresas de todo el mundo y hoy, vemos cómo ha influido en el diseño de los productos de la mayoría de los fabricantes de implantes.

¿Qué has aprendido sobre el éxito?

Lo que sé es que hay que dar lo mejor de uno mismo. Nunca pensé en el dinero, nunca. No me interesaba si la empresa iba a ganar dinero o no. Para mí, era más importante que la empresa ofreciera el mejor producto posible y el mejor servicio al cliente. Esto es lo importante, el dinero ya vendrá.

Hoy en día, este es mi enfoque y es exactamente lo que digo a los dentistas cuando enseño en todo el mundo. Puedes hacer una clínica bonita, puedes tener muchos premios, pero esto no es nada. No te hará triunfar. Si quieres tener éxito debes pensar que cada paciente que entra por la puerta es tu padre o tu madre, y tratarlos así. Cuando des a tus pacientes el cariño que das a tu familia, ellos lo sentirán. No tienes que preocuparte de nada más. Tendrás éxito. Puedes elegir los mejores materiales, las mejores técnicas, pero tienes que buscar el valor real.

Este es el mensaje que intento transmitir.

¿A quién quieres inspirar con tu historia?

Creo que mi historia pretende inspirar a los más pequeños. Ellos son los que tienen visión, sueños y los que tienen que entender que es posible alcanzarlos. Pero solo si realmente lo desean, si tienen el poder dentro de ellos y si no les importa lo que la gente diga o deje de decir. Si en su corazón están convencidos de que es lo que quieren, entonces… Sí, ve a por ello, ¡hazlo!

Entrevista al Dr. Ophir Fromovich

Después de todos estos años, ¿has cambiado tu misión?

Esta es mi misión. Mi misión no era solo ganar dinero o crear una empresa de éxito. Mi misión era, y sigue siendo, tratar con todo el mundo. Tienes que tratar a tus pacientes como a tu madre y a tu padre. Este es mi mantra y lo digo todo el tiempo. Por la mañana cuando rezo, lo hago: Dios, por favor, dame una misión, que mi misión sea tratar a mis pacientes de la mejor manera posible. Así comienzo el día mi día, todos los días. Ayúdame a que el trabajo de mi vida sea tratar a mis pacientes. Esta es la oración del gran rabino, médico y filósofo, Rambam.

Si rezo para tratar a los pacientes, teniendo el poder de tratarlos por lo que son sin diferenciar entre ricos o pobres, sino más bien, tratarlo como un ser humano creado por Dios y ver solo a la persona, entonces estoy haciendo un buen trabajo.

El Rambam también dijo: Si tienen un médico que sabe más que yo, por favor ayúdale a enseñarme. Esta parte de la oración siempre me ha inspirado. Si recito esta oración, entonces otros médicos que tienen el conocimiento lo compartirán conmigo y a su vez, yo compartiré mi conocimiento con todos. Esta es la razón del trabajo que hago en mi clínica.

En palabras del Dr. Ophir Fromovich: Todo el mundo profesional o no, está invitado a venir a aprender y es gratis. Esta es mi oración para mí y para los demás. Si otros pueden aprender esto, aprender a hacerlo mejor, hará de nuestro mundo un lugar mejor. Ayudará a mejorar la situación de hoy y en los años venideros. De este modo, todos ganamos.

Lectura basada en la entrevista que AlphaBio TEC le realizó al Dr. Ophir Fromovich